martes, 13 de mayo de 2008

LA EDUCACIÓN ROMANA


La educación va a experimentar una profunda evolución a lo largo de la historia de Roma, determinada en primer lugar por la influencia griega que se produce desde el siglo III a.C. y en segunda lugar por la estrecha relación del sistema educativo con la sociedad del momento y con la configuración estatal. Bien es cierto que encontramos una serie de elementos que se manifiestan a lo largo de todos los momentos históricos: el carácter aristocrático del sistema educativo y su relación con la ciudad, configurando una educación netamente urbana, por lo que debemos advertir que la educación se circunscribe a la población ciudadana y libre del Imperio al tiempo que la mayoría de las escuelas se instalan en los municipios. Bien es cierto que en las aldeas o pequeños pueblos existían rudimentarias escuelas pero con escaso éxito. Podemos distinguir tres periodos educativos en la historia de Roma: el primero correspondería a siglos VIII-III a.C. -la Monarquía y los primeros momentos de la República-; el segundo al periodo comprendido entre los siglos III a.C. y II d.C.; y el tercero al Bajo Imperio. En el primer periodo la educación se circunscribe al ámbito familiar, involucrando especialmente al patriciado y a la nobilitas. M. Porcio Catón enseñó a su hijo "las letras, le daba a conocer las leyes y lo ejercitaba en la gimnasia, (...) a manejar las armas y a gobernar un caballo". La educación en el hogar se extiende hasta los 17 años, cuando pasa la adolescencia. La madre será la encargada de los primeros momentos, hasta los siete años. Desde esa edad queda a cargo del pater familias con quien acude a diversas actividades. A los 17 años adopta la toca viril e inicia una nueva fase educativa, fuera de la familia pero controlada por ésta. El ejército y la política serán las dos direcciones que tome nuestro joven noble y su enseñanza correrá a cargo de algún conocido o amigo del pater. El primer año está destinado a conocer la vida pública y después pasa al servicio militar donde aprenderá a luchar por la patria, subordinando el individuo a la comunidad. A partir del siglo III a.C. el mundo romano vivirá un contundente proceso de helenización que en un primer momento afectará a los círculos nobiliarios para irse diluyendo entre toda la sociedad paulatinamente. El proceso se acentuará tras la Tercera Guerra Macedónica al difundirse la utilización del griego entre los miembros de la nobilitas, al tiempo que un amplio número de retóricos y filósofos griegos desembarcan en la península Itálica, muchos de ellos como esclavos. Este acercamiento al mundo helenístico no estuvo exento de polémica como el decreto de expulsión de todos los filósofos y retóricos griegos que dictó el Senado en el año 161 a.C., expulsiones que se sucederán en el tiempo. Pero a la helenización de la sociedad no se le podía poner freno y el propio Catón, uno de los más encendidos defensores de la tradición romana, estudiará a los maestros griegos. Como es lógico pensar, este proceso de helenización tendrá su reflejo en la educación. Desde los últimos años de la República lo educativo abandona el entorno familiar para convertirse en algo público. Algunos emperadores regularán el proceso educativo o reducirán los impuestos a los gramáticos y retóricos. Vespasiano creará en Roma sendas cátedras de retórica latina y griega. Este mecenazgo pedagógico se extiende desde los emperadores a las aristocracias locales que también participan de la educación en sus ciudades, financiándola si es necesario. El sistema educativo se establecería en tres niveles: elemental, secundario a cargo del grammaticus y superior, dirigida e impartida por los retóricos. Al nivel elemental se acedía con siete años y se abandonaba con doce, situándose la escuela en el foro. Allí los alumnos reciben las clases del magister, quien percibe por cada alumno un sueldo de 50 denarios. La mayoría de los alumnos van acompañados a la escuela por un esclavo llamado paedagogus y disfrutan de vacaciones entre los meses de agosto y septiembre. Lectura, escritura, cálculo y recitación serán las enseñanzas impartidas. Las enseñanzas secundaria y superior presentan unos caracteres más clasistas. La secundaria abarca entre los doce años y los diecisiete, momento que el joven toma la toga viril. El grammaticus es el encargado de impartir las enseñanzas que versan sobre la lengua y el conocimiento y estudio de los clásicos, recibiendo por cada alumno 200 denarios al mes. El lugar donde se imparte es en los pórticos abiertos del foro. La enseñanza superior estaría dirigida por el rethor quien llegaba a cobrar hasta 2.000 sestercios anuales por alumno. Las reglas del arte de la oratoria y su práctica serán las enseñanzas impartidas, a pesar de que desde Augusto este arte no era vital para participar en política. Sin embargo, las escuelas superiores surtirán a la administración de altos funcionarios y prestigiosos juristas. Durante el Bajo Imperio observamos una serie de modificaciones en el sistema educativo, especialmente por el intervencionismo estatal y la influencia cada vez más manifiesta del cristianismo. Las mayores necesidades burocráticas del Estado supondrán un aumento de los estudiantes de enseñanza superior al tiempo que los emperadores restauran las escuelas. En el año 425 Teodosio II creará una universidad en Constantinopla donde los profesores sólo podrán ejercer la docencia en esta institución. En referencia al cristianismo, las escuelas cristianas irán sustituyendo paulatinamente a la educación helenística, anticipando el orden medieval incluso en su estructura ya que se establecían diversos niveles: monásticas, episcopales y presbiteriales.

CARACTERISTICAS DE LA EDUCACION ROMANA


1. En lo humano, la valoración de la acción, de la voluntad sobre la reflexión y la contemplación.
2. En lo político, la acentuación del poder, del afán de dominio, de imperio.
3. En lo social, la afirmación de lo individual y de la vida familiar, frente o junto al Estado.
4. En la cultura, la falta de una filosofía, de una investigación desinteresada, pero en cambio, la creación de las normas jurídicas, del derecho.
5. En la educación la acentuación del poder volitivo del hábito y el ejercicio, con una actitud realista, frente a la intelectual y realista griega.
6. La necesidad del estudio individual del alumno.
7. La consideración de la vida familiar y sobretodo del padre en el ejercicio de la educación.
8. En época más avanzada, la creación del primer sistema de educación estatal, extendiéndola fuera de Roma, a todos los confines del Imperio.

La educación romana se puede dividir en tres grandes períodos:

1. La educación de la época heroica- patricia, desde el siglo VI hasta el III a.C.
2. La educación de la época de la influencia helénica, desde el siglo III al I a.C.
3. La educación de la época imperial, desde el siglo I a.C. al V d.C

PRINCIPALES EDUCADORES


Catón el Viejo: S II a.C. Educó al hijo de Plutarco, y a muchos jóvenes romanos. Escribió algunos libros sobre el tema, que no se han conservado. Le dió valor a los valores tradicionales, y a la enseñanza de la agricultura. También educaba en la retórica, para capacitar a los jóvenes en el sabio razonamiento. Su ideal era la formación de “El hombre bueno, diestro en discursos”.
• Marco Terencio Varrón: S I a.C. Escribió una enciclopedia didáctica, que trataba sobre todo, de los métodos para enseñar gramática. Esto dio origen a numerosas enciclopedias escolares.
• Marco Tulio Cicerón: S I a.C. Pensador, filósofo y pedagogo. Reconoció el valor de la influencia griega sobre la cultura romana. Deseaba formar políticos, que fueran oradores y filósofos, dentro de un Estado ideal mundial. Quería que sus alumnos fueran buenos, con amplia base cultural. Dio mucha importancia a la elección de la profesión en los jóvenes, según sus intereses y su vocación. Escribió “La República”, “El Orador”, y “Las Leyes”.
• Lucio Séneca: S I d.C. Filósofo estoico, preceptor de Nerón. Aspiraba a educar en el dominio de sí mismo y de los propios impulsos. “No hay que aprender para la escuela, sino para la vida”, es una de sus frases. Pensaba que hay que enseñar más con el ejemplo que con las palabras. Acentuó la importancia del estudio del educando, y del educador como guía de él.
• Plutarco: S I d.C. Educador ecléctico, que trató de conciliar la cultura griega y la romana. Escribió “La educación de los niños”. Acentuó el valor de la música y de lo Bello en la formación del carácter en los jóvenes. Dio mucha importancia a la educación doméstica, anterior a la escolar. Enfatizó la importancia de conocer la individualidad de los alumnos.
• Marco Fabio Quintiliano: S I d.C. Ejerció la enseñanza durante 20 años, en la cátedra de retórica griega y latina, que le concedió el emperador Vespasiano. Escribió “La educación del orador”, y la “Institutio Oratoria”, de 12 tomos. Dividió la educación en: doméstica u hogareña, escolar elemental, escolar media, y escolar superior. A cada una le asignó una especial importancia, con materias propias. Recomendó a los educadores el estudio de las peculiaridades de los niños y jóvenes, en su crecimiento. También escribió el primer estudio psicológico sobre el educador. Destacó con énfasis la importancia de la educación moral en los futuros gobernantes.

A PARTIR DEL SIGLO II a. C.


A partir de los siglos III y II a. C. Roma entra en contacto con la cultura griega al conquistar la Magna Grecia. Desde entonces, la superioridad cultural griega marcará la cultura y la educación romanas. Maestros y rétores llegan como esclavos a Roma y se dedican a impartir la docencia en las casas de sus dueños e incluso abren escuelas, una vez obtenida la libertad.

La implantación del sistema educativo griego no se hace esperar. De este modo, la Roma rústica se va a convertir en portadora y transmisora del caudal humanístico griego. A partir de ahora gran número de pedagogos, gramáticos, retóricos y filósofos invaden las calles de Roma, y los romanos aceptan sus enseñanzas (aunque no sin algunas reticencias).

Esquemáticamente, la organización del sistema educativo es, pues, la siguiente:


a) Enseñanza primaria.

La enseñanza primaria ocupaba a los niños desde los siete años hasta los once o doce. Esta primera enseñanza podía recibirse en casa, con profesores particulares, pero la mayoría de niños y niñas acudía a la escuela del litterator.


b) Enseñanza secundaria.

La enseñanza secundaria, impartida por el grammaticus, acogía a niños y niñas desde los once o doce años hasta los dieciséis o diecisiete. Se centraba en el estudio de la teoría gramatical, lectura de autores clásicos griegos y latinos y comentario de los textos leídos. A partir del comentario del texto se enseñaba a los niños geografía, mitología, métrica, física, etc.

c) Enseñanza superior.

Finalizada la enseñanza del grammaticus, el joven que decide dedicarse a la oratoria y a la actividad pública pasa a la escuela del profesor de retórica (rhetor), generalmente griego.

DERECHO Y DEBERES DE LOS ALUMNOS


1. Los profesores.

Asuma ante todo un espíritu de padre con respecto a sus alumnos, y piense que está en el lugar de aquellos que le han confiado a sus hijos. No tenga él vicios, ni los tolere. No sea desagradable su actitud austera, no sea excesiva su familiaridad; no vaya a ser que nazca de la una odio y de la otra desprecio. Hable mucho de honestidad y bondad, pues cuantos más avisos dé, menos castigará. No se deje llevar nunca por la ira, pero tampoco deje pasar lo que debe corregirse. Sea sencillo en su enseñanza, sufridor del trabajo, esté siempre cercano, pero no en exceso. Responda gustoso a los que le preguntan, a los que no le preguntan, pregúnteles de repente. En las alabanzas de las exposiciones de sus alumnos no sea tacaño, pero tampoco exagerado, porque lo uno provoca disgusto con respecto al trabajo, lo otro autosuficiencia. Al corregir lo que debe, no sea duro, y mucho menos, amenazador, pues a muchos les aleja del propósito de estudiar el que algunos les repriman como si les odiasen. Diga alguna vez, es más, muchas, y diariamente, constantes ejemplos sacados de la lección para su imitación, sin embargo, según se dice, la viva voz alimenta mucho más y, sobre todo, la del maestro al que sus discípulos, si están bien educados, aman tanto vomo veneran. No se puede decir cuánto más gustosamente imitamos a quienes apreciamos.

Quintiliano, Instituciones oratorias.

2. Los alumnos.

Después de hablar bastante de los deberes de los maestros, a los discípulos, entretanto, sólo les recomiendo esto: que amen a sus maestros no menos que a los mismos estudios, y crean que son sus padres, no físicamente hablando, sino en el plano intelectual. Este deber hacia el maestro ayudará mucho al estudio, pues los escucharán mejor y creerán en sus palabras, y desearán vivamente parecerse a ellos. Finalmente vendrán contentos y entusiasmados a las reuniones de las escuelas, no se enfadarán cuando se les corrija, se alegrarán cuando se les alabe, y se dedicarán al estudio para ser los más queridos. Pues así como el deber de aquéllos es enseñar, el deber de éstos es mostrarse dóciles. De lo contrario, una cosa no sirve sin la otra. Y así como el hombre nace de la unión de uno y otro progenitor, y en vano se esparce la semilla si no la calienta el surco bien mullido, de la misma manera, la elocuencia no puede desarrollarse si no existe la concordia asociada del que transmite y del que recibe.

martes, 15 de abril de 2008